jueves, 17 de diciembre de 2009

"Cajita de Sueños"

Todos cuando niños creemos en la magia. Y francamente en mi niñez siempre fui la excepción. ¡¿Tú crees en la magia o alguna vez lo hiciste?! Ya ahora que tengo 24 años puedo decir que creo, porque lo acabo de entender.

La magia no es que aparezca algo en donde no lo hubo, que crezca un árbol donde antes solo había desolación en la tierra. No es que un hada de deseos llegue a ti y te cumpla el que más anhelas. La magia es algo que no se explica con palabras, sino que se vive de maneras diferentes, de forma espontanea y que de una u otra manera deja un cambio en nuestra vida.

Eran las 10 de la noche del día 23 de Diciembre y caminaba cansado por las calles atestadas de gente por todas partes buscando obsequios y cosas para pasar una fiesta hermosa y llena de alegría. Tenía frío y ni los guantes ni la bufanda que Danielle me había regalado para la navidad pasada ayudaban en lo más mínimo. Danielle, mi novia ya desde hacía 1 año y medio, siempre tan atenta y consideraba conmigo velando por mi bienestar y ayudándome en lo que a los niños se refiere.

De pronto cuando ya nada me llamaba la atención para obsequiarle a Danielle fue que vi una tienda con colores anaranjados saliendo por las vitrinas. Era un lugar atípico a las grandes tiendas que estaban en el centro. No sé ni cómo llegue ahí, quizás y fue en mi di ambulación por las calles, pero en fin, la cosa es que llegue. Cuando cogí el pomo para abrir la puerta algo por el cuerpo me recorrió, en su momento pensé que debido a alguna corriente y que mi mano enguantada hizo el puente por la cual lo sentí, si fuera un buen físico posiblemente me hubiera argumentado a mi mismo de una manera que me sería imposible días más tarde buscar una explicación lógica, pero no lo soy, soy un simple estudiante de medicina que ya está en su internado y le toco para colmo trabajar con niños enfermos. Ya dentro de la tienda cuando aun sentía el ligero sonido de la campanilla aun retumbando dentro de mi mente que una sigilosa y dulce voz me abstrae del sin fin de boberías que pensaba. Logro sutilmente quitarme el guante de la mano derecha y extenderla en dirección a la anciana que me miraba detrás del mostrador con su mano ya extendida y una cálida y dulce sonrisa en su semblante lleno de paz.

-¡Buenas noches! ¡¿En qué le puedo ayudar joven?!- menciono en lo que trataba de limpiar sus ya viejos lentes.

-¡Buenas noches! ¡Aún no sé en qué me puede ayudar, ni sé porque estoy y como llegue aquí!- Dije sin el menor tacto a la reacción que mis palabras podrían causar, en cuestión de segundos de haberlas dicho ya estaba retractándome, eso me ganaba por ser así de distraído.

-¡Perdón, lo siento si fui algo descortés con ud!- regalando la mejor de mis sonrisas y así tratando de aminorar el error cometido, es ahí que agradecía ser agraciado, por no decir guapo, una sonrisa siempre ayudaba si alguna torpeza cometía.

-¡Descuida corazón! Pero toda la gente que llega aquí lo hace en búsqueda de algo- mientras le daba un sorbo a su taza de chocolate que tenía el ambiente impregnado a ese olor exquisito y envolvente.

-¡Muchas gracias, es ud muy amable!- mientras observaba de a poco las cosas antiguas que se encontraban en las estanterías.

–¡¿Gustas un poco de chocolate?!- Iba a responder que no, pero antes de que pudiera salir el menor vocablo de mi boca, su cara llena de dulzura y buena voluntad impidió mi negación y termine asintiendo en lo que ella lentamente se alejaba satisfecha por su logro. Lentamente me fui acercando a la causa de que todo en la tienda luciera con tonos anaranjados y dorados. La chimenea cálida y envolvente fue de a poco atrayendo mi atención, comencé a caminar en su dirección cuando una pequeña cajita desviara mi andar. Le cogí rápidamente y comencé a admirarle lentamente. Sus terminaciones de madera eran única, quizás y estaba algo demacrada producto del polvo, el poco cuidado o que simplemente llego al lugar desde malas manos.

-¡Es una de las cosas que más tiempo lleva aquí en la tienda!- Escuche a mi lado antes de que mi mente formulara la pregunta que con ese comentario quedaba respondida.

-¡Es muy atípica!- Fue lo único que se me ocurrió mencionar.

–Bastante, pero por lo mismo es hermosa- En lo que me entregaba un tazón con el liquido que daba olor a todo el ambiente y me guiñaba el ojo.

Comencé a beberme el líquido lentamente, en lo que no podía dejar de mirar la cajita y ver qué cosas se le podrían hacer para mejorar su aspecto y regalársela a Danielle y para colmo, tenía solo un día para arreglarle, mañana era que nos juntaríamos con los nenes y haríamos el intercambio de regalos que habíamos quedado y con todo el trabajo que tenía pues no tuve tiempo hasta ese día de buscar. Claro que contaba con la ventaja de que me había tocado mi novia y pues se supone que debería de ser más fácil, pero al contrario, me estaba costando un montón hasta ese momento. Finalmente compre la cajita y platique de algunas que otras cosas con la mujer de la tienda en lo que me terminaba de tomar ese chocolate que calmo en parte el frío que traía desde la calle en búsqueda del regalo para ella.

Ya era Noche Buena y me había pasado gran parte de la noche arreglando la dichosa cajita que había comprado ayer. Al llegar a casa busque entre las cosas de mi hermana que le gusta esto de la restauración de cosas antiguas algunas herramientas para poder dejarle en optimas condiciones, dentro de lo que cabía y claramente se podía. Eran casi las 5 de la tarde, hora en la que habíamos quedado de juntarnos todos en la sala de niños, cuando entraba por la gran puerta del hospital en donde estaba haciendo mi internado que alcance a coger el ascensor y no tener que subir las escaleras hasta el octavo piso. Ahí fue que me tope con Andrés, mi compañero en el área de trabajo y con quien me llevaba mejor.

-¡Feliz Navidad!- me dijo lleno de alegría y con su tono de voz alegre que le caracterizaba.

Andrés es un chico francamente hecho para esto. Alegre, le encantan los niños y disfruta de trabajar con ellos. Todo lo contrario a mí, pero ni modo como médico debo de aprender a tratar diferentes tipos de pacientes y entre ellos los niños son algo que debo de aprender a tratar. Desde pequeño siempre fui bien reservado, apático, como me decían mis padres, pero ya luego cuando crecí pude relacionarme más con la gente y pasar desapercibido y no ser el bicho raro que era cuando pequeño por esto de tener un desarrollo más rápido y un pensamiento diferente al de otros niños, pero lo que era peor el no jugar con ellos. Y es que siempre se me hicieron aburridos esos juegos y prefería leer un libro de historietas o simplemente algo que me gustase y eso los padres y psicólogos hasta el día de hoy no lo entienden, sobre todo al tener una hermana que es todo lo contrario a mí, ¡Como llegue a odiar las comparaciones!.

-¡¿Crees que les guste a los niños estas bolsas de dulces que les traje?!- Abriendo una gran bolsa de papel y mostrándome todo lo que venía en ella

-¡Claro que sí! ¡¿A que niño no le gustan los caramelos?!- Trate de sonar lo más interesado posible

La puerta del ascensor se abrió y Nancy nos esperaba con su gran sonrisa y una gorra de Papá Noel en la cabeza. Nancy es la novia de Andrés y francamente ellos eran el uno para el otro. Ambos amaban lo que hacían, pero descubrieron que los niños era lo suyo y desde ese momento unieron sus vidas. Yo amo mi carrera, pero mi vocación va más por otro ámbito, la investigación, el diagnostico y las urgencias son lo que me apasiona.

-¡Mi amor aquí está tu gorra!- Sacando una gorra de su delantal blanco y pulcro, claro indicador de su cuidado y dedicación por las cosas que la rodeaban.

-¡¿Amor ya estamos todos?!- Acercándose a besar a su novia

-¡Si amor! Danielle está jugando con ellos y ordenando los regalos de los benefactores- Arreglando la bufanda y el abrigo de Andrés

-Bueno ¡¿entonces vamos no?! No hay que hacer esperarles a los chicos-

Comenzamos a caminar en lo que Nancy ayudaba a Andrés con las cosas y le acomodaba la gorra en la cabeza. Al llegar a la sala de reuniones ahí estaba Danielle, su cabello rizado color marrón y sus ojos color azul cielo eran una de las cosas que me podría quedar mirando toda mi eternidad. Su sonrisa iluminaba sus mejillas rosadas llenas de pequeñas pequitas y mientras veía como se levantaba de su posición en el suelo para venirme a saludar no podía moverme, esta era la mujer de mi vida, que me podía dejar inmóvil con tan solo verle.

-¡Mio amore! ¡¡Bienvenido!!- tomando mis mejillas y besando mis labios como solo ella dulcemente hacía.

-Hola mi amor, ¡Que linda luces hoy!- Acercándole a mi al abrazarle por la cintura y sintiendo su aroma peculiar a solo centímetros de mi.

-¡¿Solo hoy?!- Jugando con los cabellos y esparciendo aun más su aroma delicioso.

-Todos los días amor, todos y cada uno de los días luces hermosa- Uniendo mi nariz a la de ella que era tan dulce y respingada como un ratoncito.

-¡Tío Giancarlo!- Se oyó a lo lejos un grito que capto mi atención y me devolvió a la realidad de la cual Danielle y su perfume me estaban desprendiendo.

Era Christina, la única nenita de todos los niños que tenía algo que captaba mi atención y hacía que mi poco apego a los niños y el trato fuera diferente. Chris tenía ya casi 5 años, de los cuales 4 había vivido en el hospital producto de una cardiopatía congénita que impedía su total desarrollo en el exterior y era preferible que su corazón se sanara por completo para luego poder ella hacer su vida fuera del hospital. Sus cabellos eran negros como el carbón y su piel blanca y el poco sol que podía tomar la emblanquecía aun más de lo normal. Tenía unos ojos en forma de gato hermosos, de color marrón mezclado con verde y era algo que destacaba muchísimo sumado a la personalidad introvertida que tenía ¡Como adoraba a esa nenita por Dios!

-Amor ve con Christina, hace más de 30 minutos que me pregunta por ti-

-¡¿Ya llego el regalo de su benefactor?!- Quitándome el abrigo y colgándole en el perchero

-¡No! ¡¡Y ya le eh marcado más de 3 veces y nada que me contestan!!- Agachando la mirada, evitando la mía.

-¡Amor ya verás cómo llega el obsequio para ella!- tomándole la barbilla y así ver sus intensos ojos azul cielo llenos de lágrimas.

-¡Espero amor, espero! ¡Ahora ve con ella que te espera!- secándose las lágrimas que se le estaban asomando

Fui en dirección de Chris que me esperaba sentada junto a la chimenea observando anhelante su calceta y así poder comerse la cantidad de caramelos que Nancy y Danielle habían dispuesto para todos ellos.

-¡Hola mi muñequita!- besándole la mejilla dulcemente en lo que ella quitaba su muñeca para poder sentarme junto a ella.

-¡Tío Giancarlo, tardo mucho en venir! ¡¿Hoy me lee un cuento de hadas?!- con su mirada pasiva y llena de amor

-¡Claro mi muñequita hermosa! Te leo el que quieras y me quedo contigo hasta que te duermas-

-¡¿De verdad?! ¡¿Me lo promete?!- Agarrando la cobija cercana a sus piernas

Ahí fue que el corazón se me estremeció complemente y no recordé porque mi alejamiento con los nenes.

Todo comenzó de acuerdo a como Nancy y Danielle le tenían presupuestado, los juegos, los dulces y finalmente los obsequios. Los chicos estaban realmente felices de todo como habían preparado las cosas. Los juegos que le hizo Andrés y yo mientras tanto tomando fotografías y grabando todo lo acontecido. Pero al momento de que comenzaran con la entrega de obsequios que Papá Noel había dejado la cara de Danielle tomo un rasgo diferente. Supe inmediatamente que algo le pasaba, sus ojos me lo transmitían y por lo mismo ya cuando había entregado todos los obsequios y vi que el de Christina no estaba corrí a mis cosas y me adelante a las palabras que estaba por decir Nancy.

-¡Hay perdón! Este es el regalo de Chris, lo que sucede es que Papá Noel me lo tope en el elevador y pues me lo entrego a mi porque sabe que la conozco- Dije casi sin aliento

-¡¿Para mí?! ¡¿Este es el mío?!- Con los ojos llenos de ilusión y felicidad

Sí, termine entregándole el obsequio que tenía para Danielle. Ver su carita de felicidad por el obsequio no tiene comparación. Sus ojitos brillantes y llenos de alegría al ver la cajita con la musiquita y la bailarina que le incorpore para que se viera más linda. Su expresión era única, jamás la olvidaré, me lleno de una alegría que muy pocas veces había sentido en mi interior. Definitivamente había llegado a esa tienda porque esa cajita me llamo, era para Chris, definitivamente era para ella. Luego de lo ocurrido si me tuve que poner a explicarle a Danielle porque no tenía obsequio para ella, pero con lo divina que es entendió perfectamente. Luego del hospital nos fuimos a cenar en casa de mis papas y pasar juntos la noche buena ya que Navidad la iríamos a pasar con los padres de Danielle. Todo resulto bien ese día, salvamos y los niños quedaron felices con los dulces y caramelos que les llevamos, los regalos que les enviaron sus benefactores o padres y los que le entregamos nosotros.

Al día siguiente todo estaba teñido de blanco, por la noche no había parado de nevar y su manto pulcro se expandía por todas partes dejando una sensación de paz por donde se le viera, pero una llamada a mi casa cambio esa sensación de paz. Cogí rápidamente mi abrigo y mis guantes, más las llaves del carro y mi móvil que estaban sobre la mesita del recibidor y en menos de 10 minutos me encontraba de nuevo en el hospital. Temblaba de una manera que aun no me explico cómo fue que llegue a su habitación. Entre esperando verla ahí, pero ya no estaba, la cama yacía tendida sin signos de que un día una pequeña muñeca estuvo ahí. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver una pequeña cajita sobre la mesita de luz, un nudo en la garganta se me vino a ella y un temblor recorrió mi cuerpo, la cogí con ambas manos y note que tenía una pequeña cartita en su interior.

“Sé que esta cajita no fue comprada para mí, pero de verdad que le agradezco por creer en la magia de que un pequeño obsequio a nosotros los niños nos brinda la mayor de las felicidades. Gracias por brindarme a mí la última y recuerde que lo quiero mucho”

Se había ido. Christina no había soportado un serio ataque que le dio a su ya frágil corazoncito y se nos fue un poco pasado la media noche de ese día de Navidad. Creo que de ahí que nevó toda la noche. Su alma no quería que la despidieran de negro y por esa razón tiño de blanco todo el mundo que estaba a su alrededor para así no sentir pena ni tristeza.

Hasta el día de hoy conservo esa cajita en mis cosas, porque es el claro signo de que la magia existe, yo que no creía en ella, por medio de Christina y de esa simple cajita lo descubrí. A esa tienda llegue para que la alegría y el creer en el verdadero espíritu navideño volvieran a mí, que el cariño por los niños volviera y cambiara mi manera de verles. Disfrutar de su alegría y ayudarles a ver el mundo lleno de ilusiones que ellos vienen a vivir. Gracias a esa simple cajita le pude brindar la última alegría a una pequeñita que siempre creyó en la magia y ahora me lo legó a mí.

lunes, 2 de noviembre de 2009

"♥ en congelador..."


Hoy eh decidio que mi corazón lo dejo en un congelador hasta nuevo aviso.
Esta herido y desgarrado, aun no reparado. Cansado de que las ilusiones que ve sean solo espejismos. Agotado de que las palabras que le dan sean solo sean meros absurdos que solo hacen que se destroce aun más. Aburrido de que jueguen con él. Anonadado de que la vida solo le juege malas pasadas. Estresado de le digan cosas y no pasen de eso. Solo decir y no actuar.
En un congeldor no le pasara nada. Solo buscara no sentir más amor y asi repararse de los daños y los juegos crueles de los cuales es victima. Odio huir de las cosas, pero por el momento es la mejor forma de así restablecer lo que alguna vez fui. Para que la sonrisa sea de verdad y con sentimiento más que por mero compromiso y no dar un desdén. Quiero volver a oir esa carcaja con emocion que provenía de mi interior. Quiero volver a sentir con esa misma pasion. Quiero volver a decir TE AMO con el corazón y recibir uno a la vez. Quiero que me amen sin tratar de cambiarme. Quiero ese amor que te llena, no el que te destruye, quiero de ese amor que te complementa no del que te quita.
Senti cosas, pero quedaron en eso, en cosas. Quiero arrancarlas, pero a la vez no. Sé que si las quito no sufriré, pero si no las dejo te perderé...
Quiero dejar mi corazón en un congelador para así dejar de sentir y por fin dejar de sufrir...♥

domingo, 18 de octubre de 2009

New Moon Countdown Official

Tarde...


¡¿No te preguntes porque llegue tarde si?! Quedemos mejor con el estoy aquí.

Llegue cuando era necesario, cuando ambos lo necesitábamos. Llegue en el momento en vos necesitabas de mí y yo de vos. No pienses en que era tarde, no le eches la culpa a el tiempo y no te lamentes por ello. ¡¡Alégrate!! Llegue y eso es lo importante. Todo en la vida llega cuando debe de ser. Llega porque uno lo necesita o porque es el refresco que la vida te envía. Estoy contigo, porque necesitabas de mí para entenderte un poco más a vos. Y tú llegaste a mí porque necesitaba de esa protección y esa fuerza que mi alma creía no tener. No llegamos tarde, llegamos cuando era necesario. Cuando nuestras almas se necesitaron ya por fin se encontraron. Tenías ese trocito de mí que necesitaba para no abatirme. Yo tenía ese trocito de vos para darle el dulzor a la vida. Tenías un poco de mí y yo de ti y eso es lo que importa. Ya estamos juntos, para ayudarnos en lo que debemos, para ser felices y gozar de lo que somos. De la entrega que damos. Piensa mejor en que soy como un ángel que llego para que seas feliz y esa sonrisa que tenes no se vaya… porque recuerda que al ser tu ángel siento como vos y vivo como vos.

Recuerda, no llegue tarde, llegue cuando debía…pero lo importante es que estoy aquí, junto a ti.


miércoles, 14 de octubre de 2009

Muñeca...


Me estaban guardando en la cajita para así colocarme en el aparador y todos me vieran luego y ese alguien realmente especial me pudiera comprar, cuando me cogieron de improviso. Como aun no estaba lista, venía desnuda, sin ropas con sentimientos puros y corazón blanco. Poco a poco me vestiste con canciones, me cuidaste con palabras y me alimentaste con mimos…, poco a poco me volvía en una muñeca de colección, linda y única. Que ilusa, eso era, una más de tu colección. De pronto me percaté que todas las muñecas que estábamos ahí, vestíamos parecidas, teníamos características similares y cumplíamos el mismo fin, ser una más de tu colección, una más de tus juguetes. Ahora me doy cuenta porque éramos llevadas una a una por ti y luego regresábamos con un aspecto diferente. Te alimentabas de la vitalidad de cada una, jugabas con nosotras, nos utilizabas para llenarte de nuestro amor e ilusión y cuando te cansabas o ya te saciabas de lo que te podíamos entregar nos volvías al aparador y volvíamos a ser una más de la colección. Todo con lo que llegue ya ahora no está. Se fue mi sonrisa, no existen ilusiones, el amor se disolvió, mi cuerpo está cansado y mis ropas no ocultan lo vana que me siento. Ahora que ya salí de ahí, que me desechaste, se me vienen a la mente aquellos momentos en los que mientras me cogías para admirarme y así entregarte lo que tenía, de esos que si era necesario dejaba de dormir o de respirar para poder ser todo para vos. Ya cansada de todo eso, me iba a descasar pensando en que vos harías lo mismo, pero no era así. Vestías y llenabas de esas mismas cosas a otra de tus muñecas, la anterior a mí. Que boba que soy. No me di cuenta de sus existencias hasta que abrí los ojos. Tengo rabia, quizás y no de vos, sino de mi misma y por dejarme utilizar así. Mientras a mi me hablabas de amor, ese lo sentías por otra. Mientras planeabas un mundo para mi, se lo habías planeado a otra más. Mientras decías pensar y necesitar de mí, lo hacías por otra. Ilusa yo, que pensé que todo lo que decías era para mí, pero no era más que un ensayo para la verdadera dueña de todo lo que sos. Soy una muñeca, con la cual te divertiste, jugaste y disfrutaste de lo que te daba y ahora que no te sirvo y te quedaste con la que deseabas me dejas botada en un rincón, desnuda y sin ganas de que vuelvan a jugar. Ya me fui de tu aparador, pero quedo ahí mi lugar, ese que será ocupado por otra que caiga en tus redes de encantos. Pero con una convicción me voy de ahí…no volveré a ser tu muñeca, dejarme utilizar, ser una más, ni caeré en tus falsos dichos. Ya eso acabó.



martes, 13 de octubre de 2009

Quiero que llueva



Quiero que llueva para no llorar sola y el cielo lo haga junto a mí…

Quiero que llueva para que haga frio y tenga sentido el que siento en mi alma…

Quiero que llueva para que la soledad que tengo se deba a que todos huyen de la lluvia…

Quiero que llueva para poder esconderme en mi cuarto con justa razón…

Quiero que llueva para poder quedarme en silencio porque el sonido ya se perdió porque no para de llover…

Quiero que llueva para poder caminar llorando y la gente al verme piense que es la lluvia la que corre por mi cara y no mis lágrimas y evitar responder más…

Quiero que llueva para que así mi sonrisa apagada sea producto de la melancolía y no de el sentirme utilizada…

Quiero que llueva para poder aferrarme a que esto acabará, volverá a salir en sol y todo cambiará…

Quiero que llueva…