miércoles, 5 de febrero de 2014

Renuncié.


"Los aires cambian, los rumbos también... El barco ha zarpado"


Una cama revuelta, dos personas, una vistiéndose, la otra aguardando que la otra termine y se marche.

Veo la puerta a solo pasos de mi, con una maleta en especial aguardando por mi.
Se ve tan vacía, pero se siente tan llena a la vez.
Me costó cogerle, tuve que ayudarme con las rueditas, no sé si es porque me siento débil o porque la pena me tenía demasiada carcomida el alma. 

Llueve, es Septiembre y aun hay momentos de invierno por donde vivo yo. En donde la empacaron, no.
Lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia que caen, el abrigo parece no cumplir su función de abrigar el alma, cada vez se siente más y más congelada. 
Pero es raro, mi mirada no está enfocada en el suelo, sino que mira hacia el horizonte, como si me marchara antes de que me hubiesen echado, más bien, desterrado.
Una sonrisa se apodera de mi semblante y pareciera que las lágrimas se han tornado cálidas. Siento los rayos de sol tratando de apaciguar mi enfriamiento. Ni cuando regresé de mi último viaje y llegaba desde un verano a un otoño, sentía tanto calor en mi.
Salí airosa, yo renuncié.
El precio, tuve que dejar sueños y anhelos atrás. Típico.
Con todo lo que dejé, te llené los armarios, ya no puedes decir que no dejé nada yo ahí.
Una luz roja me detiene, al ver el color recuerdo la sangre que derramé hace meses atrás. El corazón lloraba sangre. Estaba casi muerto. Sólo un cuarto de él trataba de latir por voluntad propia, el otro resto, lo hacía por inercia. 
¿Cómo aun vivo? ¡Milagros de la vida!. O como me han dicho otros, aun no era mi momento. Creo que eso es lo más apropiado y ya me convencí de ello. 
Cuidé por un tiempo ese corazón destrozado y mutilado, un ángel lo tuvo en sus manos y se encargó de darle amor. Le debo la vida a mi hermana.
Pequeño, dudoso y débil se mantuvo, hasta que finalmente devolví el ticket que mantenía mi vida o lo que quedaba de ella unida a ti. 
Compré otro, con destino incierto, pero en vez de volar, quería navegar. Ir lento, para re-armarme, hasta que supiera que iba a hacer con el futuro y de que forma vivir el presente. 
Fueron millones de batallas, esas tienen marcado el corazón, pero sin heridas de guerra, tu paso por la tierra no tiene sentido, bueno, eso entiendo y creo yo. 
Caminé por algunos meses entre la niebla, pero volví a ver el sol. Quizás no caí en cuenta hasta ahora, pero más vale tarde que nunca. 
Da la verde para avanzar, camino y siento mi alma más tranquila, llego a destino.
El puerto está atestado de gente, algunos lloran, otros ríen, reencuentros, despedidas, esto es una madeja de emociones, las mías, ansías, por sobre todo ansías.
Me piden mi equipaje, pero ya en mi mano no mantengo nada, todo quedó atrás en esa luz roja, en donde me recordó la sangre de aquellos meses. Mi alma no pesa, algo me dice que las heridas están cicatrizando. 
¿Entonces no necesito equipaje? Sin darme cuenta, caminé con un bolso cruzado, lo abro, esculco entre las cosas que tiene dentro y me doy cuenta que tiene sólo lo que necesito. 

Un cuadernillo con anotaciones y otro en blanco, una pluma, un caramelo, un papel doblado, una cinta rosa y una fotografía.

1.- El cuadernillo con anotaciones, trae consigo canciones que cuentan mi vida, para acordarme de cosas que a veces he de olvidar, direcciones y números telefónicos de toda la gente que me tiene dentro de su corazón y que cuando me sienta sola, al que llame, correrá por mi. 
2.- El que está en blanco, para anotar cada vez del porqué sonreí, lloré, grité y sentí una emoción que quizás creía haber olvidado.
3.- La pluma, para plasmar lo necesario en el cuadernillo blanco.
4.- El caramelo, por si se me llega a olvidar endulzar mi alma, mi vida y mi vivir.
5.- El papel doblado, un dibujo que me hizo mi hermana antes de irme, una gran princesa, llena de flores y con un corazón que tenía a su lado un "Te Amo" de su pequeño puño y letra.
6.- La cinta rosa, para poder pegar el trocito del corazón que cuando me baje la nostalgia querrá dejar su lugar.
7.- Y finalmente la fotografía de mi hermana, la única que ha sido capaz de mantenerme en pie, la llevo para no olvidarme...

...Olvidarme de que fui yo la que renuncié a lo que estaba debilitando mi energía vital, lo que estaba más que llenando de fulgor, pudriendo todo mi interior. No tú, sino que la situación. No se pudo estar juntos, se tuvo que vivir por separado, en rumbos diferentes, fui feliz, prefiero quedarme con eso, y de lo malo, sólo aprendí, pero fui yo la que renuncié y no hay marcha atrás.

Renuncié a ti.






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